Nos hemos reunido aquí para celebrar la despedida de 2do. Año de Bachillerato. Me dispongo en este momento, a pronunciar el discurso en representación de los estudiantes graduandos.
Quiero en primer lugar, agradecer a Dios nuestro Padre Celestial el permitirnos llegar a este Acto especial y trascendental en nuestras vidas, ya que toda buena dádiva y todo don perfecto viene de lo alto, del padre de las luces, quien nos proveyó de los medios necesarios para guiarnos durante nuestros estudios en el liceo militar.
En definitiva, vivimos la cristalización de todo el largo proceso anterior, un salto cualitativo que marco nuestra evolución a partir de entonces. Se ha constatado esa transformación en muchos de nosotros, el fruto de una etapa de esfuerzos compartidos por todos: padres, profesores, militares y alumnos. La inquietud intelectual, la curiosidad, el rigor, el sacrificio, no son sino el resultado de un trabajo constante que ahora empieza a fructificar.
Durante estos años en que hemos compartido aulas, incluso dormitorios, nosotros, los alumnos, hemos procurado recibir una nutrida educación en las diferentes materias y convivido muchas experiencias, inculcándosenos valores como el amor, la curiosidad, la disciplina, entre otros, que será muy útiles para nuestro futuro.
Quiero decirles que aunque conservemos muchos recuerdos, nosotros seguiremos estando aquí; y que, cada vez que subamos al tren y veamos desde lejos estas ventanas, pensemos que aquí seguirá estando el liceo, dispuestos a recibirnos siempre.
Ese crecimiento a lo largo de los años, está hecho de muchos momentos, tanto agradables como momentos menos gratos: las llamadas de atenciones pesadas, reiterativas, molestas… Las correcciones a veces de nuestro comportamiento.
Es cierto que ser joven es una imperfección. Pero debemos estar tranquilos, porque es una imperfección leve que con el tiempo desaparece. Digo imperfección por que cuando somos jóvenes cometemos muchas veces errores, pero que nos servirá para reforzar nuestro camino a ser adultos, si la tomamos como aprendizaje.
Los que comprenden esta situación de “hasta siempre”, no podrán negar que desearían abrazar a muchos de los presentes y también a los que ya no están, pero que siempre recordaremos. Como no podía faltar, algunos de los culpables han venido hoy para acompañarnos. Y aquí están. Padres que han sabido decir “no” a su debido tiempo, aunque algunos tardasen más, padres que han nos aguantado y padres que han conseguido educar a este grupo de, ahora sí, personas con opiniones, ideas, aptitudes, que varían como los colores de sus miradas. Miradas, que no se volverán a cruzar, manos que no se estrecharán más… pero los verdaderos amigos –algo en lo que siempre he creído-, los que se entienden al verse, por muy lejos que estén… no hará falta que se miren o se estrechen la mano. Quizá llegue más hondo el suspiro de un corazón que recuerda una mano que saluda con un puñal en la otra.
Hoy decimos adiós al liceo, pero antes de despedirnos de éste, el que ha sido nuestro segundo hogar durante cinco años, tenemos que agradecerle, porque estamos seguros que todo lo que aprendimos aquí, nos será muy útil, y no sólo me refiero a lo académico sino a todos los consejos que profesores, militares y amigos nos solían dar para hacer de nuestra vida más agradable y mejor…
… Les doy las gracias por abrirnos sus puertas, por siempre recibirnos con los brazos abiertos… todo lo bueno llega cuando uno realmente se esfuerza y trabaja a conciencia… Gracias por el cariño que nos demuestran al venir y al estar junto a nosotros en este día tan especial…
Educar es lo mismo que poner motor a una barca:
Hay que medir, pesar, equilibrar…
Y poner todo en marcha
Pero para eso, uno tiene que llevar en el alma
Un poco de marino
Un poco de pirata
Un poco de poeta
Y kilo y medio de paciencia concentrada
Pero es consolador soñar mientras uno trabaja,
Que esa barca, y ese niño,
Irá muy lejos por el agua
Soñar que ese navío
Llevará nuestra carga de palabras distantes
Hacia islas lejanas
Soñar que cuando un día
Este durmiendo nuestra propia barca
En barcos nuevos seguirá
Nuestra bandera enarbolada.
Continuo diciendo que estamos aquí juntos para celebrar…
… que hayamos llegado al final de una etapa, que hayamos conseguido aquello que nos hemos propuesto, que por nuestro propio esfuerzo y mérito tengamos la posibilidad de abrir nuevas puertas e iniciar nuevas etapas.
… que hayamos compartido, alumnos, profesores y militares un fragmento de nuestras vidas; para celebrar, más que haber llegado hasta aquí, el poder guardar en nuestros recuerdos y nuestros corazones la experiencia vital que recorrimos juntos. Encontrando la importancia de este final de carrera, más que en un titulo para agregar a nuestro currículo, en el viaje, lleno de circunstancias agradables y desagradables, aburridas y divertidas, odiosas y magníficas, pero siempre…, siempre…, circunstancias vividas que, en mucho, nos han convertido en lo que hoy somos de verdad.
… todo lo que hemos aprendido. Y hoy, especialmente deseo celebrar todo lo que nosotros, alumnos entusiastas y desencantados, disciplinados y rebeldes, buena gente, aplicados y escépticos o indiferentes, todo lo que ustedes nos enseñaron a nosotros. Como el frió que necesita el calor, la juventud de la vejez, la vida de la muerte, celebramos el habernos tenido como alumnos desinteresadamente.
Estamos aquí juntos para celebrar…
… nuestro futuro, que es su presente”
Quisiera aconsejarles para ese futuro, algo para que lleven en estos posibles viajes que comenzaremos a partir de ahora y solo me vienen a la mente dos cosas que quiero que recuerden:
La libertad, como saben, es algo a lo que los humanos no podemos renunciar. Pero también es algo que nunca tendremos del todo y que siempre podremos ampliar. Alguna vez dijimos que las personas, más que libres para tener lo que queremos, somos libres para luchar por lo que no podemos tener: no dejen de luchar por conseguir aquello que desean, serán muchos más libres deseándolo, que habiéndolo conseguido.
Aquí va lo segundo:
“Conócete a ti mismo”. Es bueno querer cambiar, intentar ser mejor, parecerse a alguien que creen que es mejor que ustedes, pero lo que es infinitamente más bueno y sabio y también más difícil de realizar, es ser “nosotros mismos”. Y sin embargo, es algo muy fácil de comprender: ser “nosotros mismos” es ser sencillamente honestos, no mentirnos nunca, darnos cuenta de lo que valemos, ser legales.
…Estamos aquí juntos para celebrar que sean como ustedes son: no cambien nunca, a pesar de que no dejen de hacerlo.
Hace cinco años empezamos un sueño, un sueño para nosotros, un sueño para nuestros padres, hoy ese sueño se hace realidad gracias el esfuerzo de todos, gracias a la ayuda de muchas personas, por eso, nosotros estamos muy agradecidos con la vida por habernos colocado donde estamos y con quien estamos.
Por creer en ese sueño, luchar y confiar en él, quiero dedicarles este corto poema de Miguel Ángel Asturias a mis compañeros que se están graduando:
Amar es darlo todo
Todos fuimos hechos así
Hechos para echar estrellas en el mar
Hechos para echar semillas en el surco
Y después de una buena jornada
Levantar los ojos al cielo y decir:
Señor, mi alforja está vacía
Mi corazón lo ha dado todo
Finalmente, queridos compañeros, en estos momentos probablemente se han propuesto metas de comenzar una carrera profesional y de obtener triunfos y bienes materiales, pero mi exhortación especial es que su vida sea guiada por
Que Dios los bendiga a todos hoy y siempre, ¡¡Muchas Gracias!!
¡¡Viva
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